¿Sabes aquello de: “no me apetece que acabe esta noche”? Pues de eso va esta historia.
Resulta que una ya va con pies de plomo, por si. Por si acaso, no vaya a ser que te ilusiones y te revienten tu realidad. Pero esta vez esto no va de frenar.
¿Te acuerdas de la ley de los 7 primeros segundos? Es el ‘Feeling en 7 segundos’, esa vibración que nos invade cuando conocemos a alguien o vemos algo por primera vez, y que decide si nos gusta o no.
Contigo esta ley se quedó corta porque con tu sonrisa hiciste que no quisiera nada más que quedarme. Se reventó mi realidad. Es lo que te dije: que el tiempo es limitado pero aquella noche parecía que nos sobraban las horas.
No nos queríamos despedir.
– ¿No te podías resistir?
– Y tú tampoco.
Creo que no he sido objetiva contigo desde el primer día que te vi, porque me pusiste el viento a favor.
El caso es que el tiempo se nos escurría de las manos, creo que todavía no he sido consciente. Ni que no estaba al mando.
A veces pasa, es verdad, pero creo que pocas. Sonreía porque sí y tú intentabas disimilar esa ilusión que los ojos nunca podrán esconder. Y es que te dije que me gustaba cómo me mirabas y tú respondiste que mi mirada también te iluminaba.
Cómo no iba a estar mucho mejor…
¿Qué hay más bonito que dos bocas que se mueren por conocerse y no se pueden evitar? Era algo así como que tú tenías el agua y yo la sed. Cómo no beber.
Ojalá no todo esté perdido y mi sitio sea el tuyo; y yo también.
Deja una respuesta