Llegar y pum.
Un aire de suave brisa. Olor a mar y rayos de sol que broncean tu piel. Sin duda no pudimos elegir mejor destino que la isla de Menorca. En un principio íbamos a optar por la Costa Brava, pero me habían hablado tan bien de esta isla que no dudamos en ir.
Recorrer sus calas era como estar inmersa en todos los spots publicitarios de Estrella Damm desde 2009. Uno tras otro. Sus aguas cristalinas y su arena blanca del sur de la isla, pececillos que rozaban tus pies e incluso llegaban a mordértelos. O también paisajes lunáticos del norte, con sus arenas naranjas.
Recorrimos norte y sur, este y oeste. Sus faros: Punta Nati, Artrux, Cavallería. Sus catacumbas. Sus senderos llenos de piedras rocosas calizas. Y también sus puertos, el de Maó y Ciutadella. Sin duda, Menorca se rinde a ti. Y nosotros a ella. Da igual que vayas con familia, pareja o amigos. Todas las personas que conozco que han ido me hablan maravillas de ella. No puedes salir sin enamorarte de la isla más al norte de las Baleares. Si vas tres días, como si vas quince no podrás irte sin querer volver. Tenía las expectativas muy altas, pero mis experiencias las superaron con creces. Quizá la única cala que me defraudó fue Macarella, porque había muchísimas algas y rocas, y apenas se podía ver el fondo y los peces. Me lo habían avisado que tenía demasiado ‘nombre’.
Uno de mis momentos favoritos fue surcar las aguas del Mediterráneo en un barquito. Nos sacaron el típico aperitivo menorquín y ¡qué rico! Se veían los peces, y las aguas turquesas en ‘Turqueta’ conquistaron mi norte para siempre.
Mira que yo era muy pro Formentera, pero es que Menorca tiene un plus o un encanto especial que hace que quieras volver en cuanto te vas. Quizá sean las calas vírgenes, a las cuales solo se accede después de una larga caminata de 40 mins. y por ello no te puede apetecer más un baño refrescante. Acabas con los pies rotos y en la garganta un nudo.
Nos despedimos sin dormir mucho porque pasamos la noche mirando las estrellas en Cala Blanca. Sin duda Menorca ha salvado mi verano de 2020, sabiendo que todo empieza y acaba en el mismo sitio… Espero que nos veamos pronto, Minorque.