Fin.
Fin al verano.
Fin a agosto.
Fin a otra semana.
Pero estoy segura de que cada final es un nuevo principio, un nuevo comienzo que te hace estar lleno de incertidumbre. Incertidumbre porque no sabes cuál va a ser tu próxima ilusión, tu próximo tropiezo y tus nuevos logros.
Ahora no puedo parar de acordarme de aquella tarde cuando te conocí en el barco que nos llevaba de vuelta a la ciudad. Una excusa tonta hizo que mis amigas cruzaran unas palabras con las tuyas y allí estaba yo rápidamente para percatarme de ti. Me encantaron tus ojos azules y esa carilla que parecía tan inocente, como si fueras una niña que nunca quiso crecer.
Hubo una conexión especial y es que en la hora que duraba el trayecto te conocí más que a muchas personas que conozco de hace muchos años. Casualidades lo llaman… y benditas casualidades.
Hablamos de sueños, de proyectos, de momentos pasados y algunos que vendrán. Tú tan de ciencias y yo tan de letras. Me intentabas explicar una fórmula, pero la única fórmula con la que me quedé fue con la de tu sonrisa perfecta.
Bajamos del barco y nuestros caminos iban en la misma dirección… Nuestros amigos iban por delante y tú y yo nos quedamos atrás. De verdad no sé por qué, pero íbamos a quedar todos después de cenar, eso fue lo que dijimos, pero entre el dicho y el hecho hay un trecho. Al final vosotras estabais cansadas y no salisteis.
Y yo me quedé con tantas cosas que decirte que me guardé porque te iba a volver a ver…. Pero al final eso… somos circunstancias que nunca podemos elegir. Y no te volví a ver.
Y es que cada vez que lo pienso, es que solo tenemos el presente, que lo que va a pasar en un futuro nadie lo sabe y que no debemos confiarnos porque no sabemos cuándo será la última vez que veamos a alguien.
De verdad, me quedé con ganas de decirte algunas cosas, ciertas cosas como que me hubiese encantado besarte, dar un paseo tranquilamente contigo, ir a la playa y que pasara lo que tuviera que pasar…
En ese momento, cuando supe que no nos íbamos a volver a ver pensé: “De que me vale la cantidad si solo la intensidad va a hacerme feliz”.
Ojalá volver a aquel instante en el que me hice la loca e hice como si ni me gustaras, pero eso no era cierto. Ojalá volver… pero está claro que el pasado no se repite, igual que hay personas que no volvemos a ver, porque los caminos no se vuelven a unir.