Let her go .
Y ella se va. Se va como quien nunca vino.
Sin hacer ruido, pero dando un tortazo a mi corazón.
Dicen que los años son sabios, pero todavía huele el dolor.
Ella se fue, pero a la vez se quedó muy dentro. Como las típicas espinas o palabras que se quedan clavadas y no son capaces de salir.
Joder, ella era una maravilla, era de esas que pasan pero que no terminan de pasar.
Y lo malo de esto es que ella no venía con manual de instrucciones, pero me enseñó muchas cosas.
Remplazó miradas por palabras. Y conocí más de mil formas de querer, más de mil palabras y un acento típico, tan típico que me encantaba.
No sé… yo iba haciendo mi vida. Pero tú entraste sin darme demasiada cuenta y me llegaste a importar.Un poco sí o un mucho. Me apetecía hablar todos los días contigo, qué días mejor a todas horas.
Todo esto es difícil porque ya te has ido y ahora me sobran muchas cosas.
Demasiadas, quizá. Pero bueno sé que siempre vas a formar parte de mí. Porque lo que llega así de alguna forma siempre permanece dentro.
Estas cosas no se olvidan.
Nuestras extensas llamadas de horas.
Esos mensajes diarios y unas anecdotillas muy graciosas.
Y bueno ojalá hubiera sabido cómo actuar pero me gustó el hecho de improvisar. La improvisación siempre fue mi as bajo la manga.
Pero bueno en definitiva, Gracias.
Gracias por conectar tan bien conmigo.
Por aceptarme y creer que soy legal y un poco loca.
Gracias, P.
Lo mejor está en camino y tú. Tú ya llegaste.