A veces pasa eso que no sabemos si pasará… Eso con lo que llevamos un tiempo soñando. Pero es algo asi colo un poco mejor que denteo del sueño.
De repente un buen día, sin tú esperarlo llega alguien y te cambia los esquemas.
Alguien que es parecida a ti, pero a la vez muy diferente.
Alguien que como dice la canción de Rosario: «No hace falta que te diga que me muero por tenerme algo contigo». Sí, de vez en cuando la timidez se convierte en una virtuz… Ese monento en el que no paras de mirar la copa una y otra vez, porque la persona que está en frente consigue que tu corazón vaya más rápido de lo normal.
Y sí, aunque no lo pareciera mi pulso se aceleró al verte y no sabía muy bien qué decir. Pero la cosa parece que fluyó rápido y yo te enseñé un bar «andaluz» al que me encanta ir, porque me hace volver a mi infancia.
La noche no pudo salir mejor. Todo fue perfecto hasta el primer abrazo, después fue aún mejor.
Déjate llevar anda, que suena demasiado bien 😉