No pasa nada, y si pasa se le saluda

– Mira, no voy a recurrir al argumento tan manido de que al salir a la calle puede caerte un trozo de cornisa en la cabeza, que vivir ya comporta un riesgo en sí mismo… Solo quiero que pienses que jugarse la vida en la montaña o haciendo aquello que amas, lo que sea, lleva implícito el hecho de «jugar». ¿A qué hemos venido a este mundo, guapa, sino a jugar y a divertirnos lo que podamos? ¿Pretendes que me plante a la primera, sabiendo que, haga lo que haga, acabaré muriendo como todos? Ni hablar.

– Mi hermano tenía razón. ¿En qué unidad de medida se evalúa la vida? ¿En años, en logros, en satisfacciones, en disgustos, en horas de aburrimiento? «Vamos a morir todos» no es solo una manera cómica de afrontar el desastre, es, quizá, la única verdad absoluta con la que contamos. El único hecho indiscutible. La cuestión es «cómo»; y no tanto cómo moriremos, sino cómo hemos vivido hasta ese momento. Esa debería ser la referencia para librar si ha valido la pena el paso por aquí. Yo no siento el amor por la montaña como Javi o como Iñaki Ochoa. Yo la admiro y la contemplo de lejos, la temo, pero no la vivo. Ellos si la vivían, aunque acabaran muriendo en ella, y confieso que, a estas alturas de mi vida, ese enfoque de la existencia me provoca cierta envidia.


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s