Recuerdo perfectamente el día que te vi por primera vez… En el coche sonaba la canción de Ed Sheeran, “The A team”.
Te vi como veo a mucha gente cuando pasea por la calle, pero a ti te vi para no dejar de verte. No sé si llegué yo o lo hiciste tú para quedarte. Una pregunta tonta hizo que nos cruzáramos algunas palabras. Supe que con esa sonrisa me podías desmontar por dentro.
Un día te vi y supe que eras tú, es difícil no querer quedarse al lado de unos ojos como los tuyos, unos ojos que miraban con ternura, como si quisiesen saber más de lo que se esconde en tu alma, una mirada penetrante.
A veces pienso qué hubiera pasado si no te hubiera visto, si tanto espacio y tiempo no nos hubiera hecho coincidir. Pero en este caso no fue así. Y he llegado a la conclusión de que nos teníamos que ver, de maneras diferentes, pero los dos teníamos que formar parte de la vida del otro.
Me dijiste que era una chica difícil y que llevara las riendas pero tú sabes que yo soy más de vetustear y dejarme llevar, que suena demasiado bien.
Y es que un día te vi y pasó como quien se asombra cuando pasea por las calles de Nueva York. Que se enamora de cada uno de sus rincones…
Sé perfectamente el día que te vi por primera vez… tú estabas en aquel garito y yo entré con mis amigas. Tú que aquel día no querías salir y yo que iba con ganas de darlo todo. Pero bueno, al fin y al cabo te has encontrado con una chica que se hace la difícil.
Y te digo, no te enamores de una mujer que se hace la difícil. Porque ella es errante, desconocida, cambiante, no sabrás describirla a ciencia cierta. La mujer que se hace la difícil lee, escribe, canta, baila, trabaja, y estudia. Pero al final no somos tan difíciles como aparentamos, porque la mujer que se hace la difícil puede hacerte realmente feliz.
Por todo esto recuerdo la primera vez que te vi y espero que tú también sepas dónde y cuándo empezó.