Ahora que esto se acaba. Sí, se acaba… que bonito año. Solo de pensarlo me entran escalofríos, de todo lo que he vivido. Quién me iba a decir, cuando era una niña de diecisiete años y hablé por primera vez en la radio, que me iba a apasionar el mundo de la comunicación. Bueno, dejemos esto y centrémonos.
Ahora todo el mundo quiere acabar. Está claro que quiero que se acaben las clases y empiece la época estival… pero creo que este año las pocas vacaciones que tenga (voy a hacer prácticas) las voy a aprovechar al máximo. Y ¿sabes con quién las quiero pasar? Contigo.
Ahora ha llegado el momento de escribir sobre ti.
Dicen que cuando conoces a una persona o hay química o no la hay. Fin. Está claro que entre tú y yo hubo una conexión especial desde el principio. Lo recuerdo perfectamente.
Luego es cierto que por un tiempo nos distanciamos por cosas diversas. Pero lo importante es que hoy puedo contar contigo. Has estado ahí, al pie del cañón, a mi lado mientras otros huían. No me ha hecho falta rebuscar mucho para encontrar esos momentos de felicidad que me hiciste, me haces y me harás pasar.
Has estado en las malas y en las regulares. Tú siempre de frente, como me gusta a mí la gente. Estabas cuando otros se ponían de perfil por cobardía. Diste la cara sin pensar en las consecuencias y lo sigues haciendo.
Pero has estado también en las buenas… Y EN LAS DE: “MEJOR QUE NUNCA”. Celebras mis pequeñas victorias y las jaleas como propias. “Vas a llegar lejos” me dices. Y yo con carita de tonta… A cada paso profesional o personal que he dado este año has estado a mi lado. Y eso no lo voy a olvidar (te lo aseguro). Y qué decir de tu lealtad, eso siempre por bandera. Eso te define. Eres de las personas más cabezotas que conozco. Las cosas tienen que ser como tú digas y cuando tú digas. Pero se te puede perdonar. Haces muy bien en no cambiar, porque si alguien te quiere que lo haga por ser como eres. Sin apariencias ni historias, que de eso ya hay mucho.
Un día me dijiste que lo nuestro era fácil de llevar, que nos compenetrábamos porque habíamos recibido la misma educación. En parte cierto, y también porque somos afines y tenemos unos principios similares. Y todo gracias a nuestros JEFAZOS (desde aquí gracias, de nuevo) que nos han dado de lo bueno, lo mejor. Eso es muy de agradecer. Así tenemos también los hermanos TAN TOP que tenemos.
Hemos superado pruebas de fuego y si he llegado a escribir sobre ti es porque; LO NUESTRO es para toda la vida. Lo sabes, ¿no? 🙂 Somos diferentes pero formamos un gran equipo.
Has sabido hacer las pausas y has sabido aparecer cuando se te esperaba. Siempre ahí, incluso cuando algunos no lo notaban. He tirado de inventario y ahora lo pongo por escrito. Hablas de ahora . Ayer ya no cuenta. Conoces perfectamente mi filosofía de vida: pasito a pasito; nunca mejor dicho. El mañana tiene más sabor que nunca. Nos hemos puesto a hacer planes. Decenas, cientos, miles. Sabiendo que nos queda mucho por vivir juntas.
Aquí acabo, que parece esto una carta de amor a mi novio. Pero ya que no lo tengo, escribo cartas de amor para una amiga. Una payasa que me ha ganado poquito a poco. ¿Un consejo? «Coge la vida por los cuernos y toréala como te dé la gana».
Recuerda que los sueños son difíciles de conseguir pero no imposibles. Gracias por tanto, por creer en mí y apoyarme en todas mis locuras. No olvides que detrás de toda gran mujer hay una amiga loca que la apoya constantemente.
A la que me enseñó a valorar la incondicionalidad de la amistad. L-J
P.D. El curso que viene: más y mejor.