Ahora que ha remitido un poco la fiebre aprovecho para escribir.
Ha sido un “finde” muy intenso, de muchas emociones. Se ha celebrado el acto de becas del futuro doctor. Le queda nada para empezar una nueva etapa de su vida: la mejor. Se despide de la que ha sido su segunda casa durante 18 años (literalmente). Parece que fue ayer cuando entró con meses, cuando en mi última fiesta de preescolar yo iba disfrazada de Mary Poppins y él de un inocente Mickey Mouse, hace nada fue su primera Comunión. Y hace ya tres años, tres, que se dice pronto que fui su madrina en la Confirmación y que fueron mis becas.
Y es que si de algo me acordé el viernes fue de mis años en mi colegio, de mis amigas, de las profesoras, de las últimas sobremesas que alargábamos hasta que sonaba el timbre para entrar en clase… Vamos de ese sitio al que nosotras llamábamos cariñosamente “la cárcel”. Nos pasábamos allí casi el día entero, de nueve a cinco; y después de tantísimos años, al final le coges cariño y todo. La de vivencias que me vienen a la cabeza aquellas cuatro paredes.
Recuerdo con especial cariño a las profesoras. Carola (como llamo a la que fue mi tutora durante tres años) me enseñó mucha Lengua y Literatura. Pero he de decir que aprendí de ella más valores y principios que lo que fue la asignatura en sí misma. Desde aquí (si lees esto) quiero darte las gracias, porque además de aguantarnos tanto tiempo fuiste la que hizo que el barco llegara a buen puerto. A pesar de que rezabas para que no te llamaran y fuera para quejarse de nosotras siempre mantuviste esa santa paciencia, y eso es bastante de agradecer. He de reconocer que fue de las pocas que creyeron en mí cuando nadie lo hizo y eso no lo olvidaré nunca. Aún recuerdo el último día de uniforme: «Al final lo has conseguido, enhorabuena».
También mención especial merece “la Ruiz” qué voy a decir de ella. Mis amigas todavía me dicen que amo a esta mujer (un poco exageradas son, pero no van mal encaminadas), no es esa la palabra sino admiración. Para mí ella era un ejemplo porque amaba su profesión, vive para ella y le pone toda la pasión que puede. Estos valores son muy importantes a la hora de realizar un trabajo y yo los aprendí de ella. Más allá de toda la historia que aprendí, (nunca he tenido una profesora tan buena en materia de historia ni siquiera en la Universidad), de las anécdotas de mil reyes, valoré lo que cuesta sacar una buena nota, el esfuerzo y la constancia. Era tal su exigencia que no me llegó a poner el 10 y eso que sí que lo saqué en selectividad (no es por alardear jaja pero había que decirlo).
De quien no puedo dejar de hablar es de Carmen, nos dejó muy pronto, de sopetón. Tengo la impresión de que no la valoramos lo suficiente. “No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”, qué verdad más grande. Pero nosotras sí que la tuvimos tres años de profesora. Nos daba Filosofía, era la mujer más sencilla que he conocido, quizá porque estuvo viviendo un tiempo en países subdesarrollados. Sabía árabe, eso siempre me gustó. Aprendí el amor por la Filosofía. Eso sí algunos autores estaban un poco idos de la olla. Quizá de esta etapa me viene la manía de apuntar frases filosóficas, y ya son unas cuantas…
Son muchas las profesoras que me han marcado y claramente no puedo nombrarlas a todas pero de todas las de Guadalimar me llevo un recuerdo especial. Sus consejos, sus regañinas, sus bromas, los momentos de tensión en Selectividad, cuando me quitaron aquel póster de nuestra “cabina de perturbación”, los ¡Macarena! De la Ruisanchez (con su voz) o los ¡Que nos vamos, Macarena, que nos vamos! De Estrella y el “no entiendo por qué los periodistas escriben los números con letra” de Yolanda… Sería imposible recopilar todas las frases que aún guardo de mis profesoras en una hoja con sus respectivas caricaturas (llegó el momento de revelar el secreto). 🙂
Bueno volvemos a las becas del futuro doctor, que bastante me he desviado. Después de tener un día completito con examen incluido, me marqué un viaje de cuatro horas y me planté allí. Mi hermano, el enano que he visto desde que nació me hacía vieja. Dos cabezas más alto que yo, quién diría que es el pequeño de toda la familia. Pero estoy segura de que será el más grande y llegará donde quiera.
La conferencia estuvo a cargo de don Evaristo Aguado (asesor personal del Papa Francisco entre otra muchas cosas). Creo que la ponencia me sirvió más a mí que a muchos de los allí presentes. Después de tres años de salir de la burbuja las cosas se ven desde otra perspectiva. La verdad es que dejó algunas perlas este señor. Hizo hincapié en los cuatro valores primordiales: la persona, la verdad, la solidaridad y la excelencia. Añadió que debemos tener tres actitudes en la vida: pensar, actuar y dialogar. En ese orden, por favor, y no al revés. “Los años de Universidad son años de suerte” decía (y bendita suerte, pensé yo). Acabó diciendo que en nuestras manos está el reto de mejorar el mundo y que debemos cambiar el éxito por la excelencia.
Muy interesante todo la verdad.
En estos tiempos que corren en nuestras manos, en las nuevas generaciones, está el poder de hacer un poquito mejor el mundo. Saldremos de esta, estoy segura porque ya sabemos de qué va el ciclo económico. Pero la base del cambio está en la educación. Es la mejor herencia que me han podido dejar mis padres. Se han podido comprar tantísimas cosas y no lo han hecho, han preferido invertir en la educación de sus hijos. Y de la que mis profesores han contribuido en gran medida. A ambos les estaré eternamente agradecida. También me quedo con la generosidad de los padres de mis amigas porque al igual que mis padres apostaron por la excelencia y gracias a ellos tuve la suerte de conocerlas.
Cómo estas creciendo pequeña 🙂 te suelo leer y esto la verdad es que me ha encantado. Estoy totalmente de acuerdo contigo. La educación es lo más importante y creo que ahora le tengo más cariño al colegio de lo que pensaba pues fueron para mi unos 6 años que son difíciles de describir pero aprendimos mucho 🙂 con la tontería..
Un besito muy grande y espero verte pronto. Aunque esté muy perdida aún me sigo acordando mucho de vosotras!
Qué ilusión saber de ti 🙂 Sí, ahora es cuando de verdad lo valoramos y vemos el esfuerzo que hacen nuestros padres.
1 besazo y espero verte por Jaén. Seguro que a ti también te va todo genial.