A ti… que me diste la vida y ¡me la sigues dando! TÚ eres el arco del cual nosotros hemos sido lanzados y tu buena mano de arquera inclina la flecha siempre para la felicidad.
Muchos escribirán de sus madres el primer domingo de mayo, es algo típico. Pero yo no me he podido resistir y lo hago ahora. Porque ha sido volver a casa y oler a ti, a tu colonia, respirar ese aire de paz, de cariño, ese olor característico de mi hogar.
Es cierto que TÚ me diste la vida pero lo sigues haciendo y por eso te doy las gracias. Esas llamadas a más de 400 kms que me transmiten toda tu fuerza, esos enfados porque me llevo tu ropa (aunque siempre es de vuelta), esos: “niña abrígate que te vas a poner mala”. Aun me ves como tu niña pequeña que se puede manchar. Siempre eres como mi segunda conciencia recordándome que coja las llaves antes de salir y que no corra en la carretera, que no hay prisa. Por cada vez que me dices que siga haciendo ejercicio, que dé el cien por cien de mí, siempre y que le eche valor a la vida. Eres como la canción motivadora que escucho un día triste que me da toda la fuerza. De ti he heredado que me encante dormir, esa sonrisa tan bonita, tu estilo, la alegría por la vida, a levantarme si me caigo, la pasión por viajar. Lo no tan bueno tan bien, pero es una minoría comparado con lo anterior.
Que hasta el nombre lo tienes bonito: Carmen. La mejor en casa y en clase. La profe más divertida, la que mejor explica los balances y qué me hubiese gustado ser alumna tuya por un día, aunque en casa a veces hiciste horas extras conmigo. Se nota que te aprecian tus alumnos por las anécdotas que me cuentas. Que hasta cuando murieron los abuelos te regalaron a los boliches (así los llama el futuro doctor) 2 diamantes; pájaros. Otra alumna cuyo padre trabaja en El Pozo que te regaló carne, y no me quiero ni imaginar si otro trabajara en un zoológico que te regalaba un león (y en casa ya somos dos, como para otro) ajajajja.
Siempre te vistes con tu sonrisa y en los malos momentos has seguido tirando del carro con esa ilusión que transmites, el barco no se hunde nunca contigo.
Como madre coraje (junto con papá) nos has sacado adelante, has creído en mí cuando nadie lo hacía sabiendo que lo conseguiría y así fue. Sólo TÚ sabes de lo que soy capaz, que como TÚ no hay dos. Siempre me has dejado hacer CASI todo; y con esa libertad he sido responsable y aprendí a tener unos límites. Nunca me has castigado (eso dice mucho de mí) 😉 aunque a veces haya llegado a horas poco razonables, he intentado recordar tus palabras «Macarena, las cosas con cabeza».
Muchas veces he considerado que algunos consejos me sobraban y ahora entiendo que han sido los más sabios que me han dado nunca, porque como TÚ nadie me va a querer. Me llevaste dentro de ti nueve meses y todavía hoy me sigues aguantando (7.700 días que se dice pronto). Consigues que no tire la toalla y persiga mis sueños (lo imposible solo tarda un poco más). Espero recompensarte algún día con la mitad de lo que, MAMÁ, me has dado. La deuda que tengo contigo (darme la vida) solo te la podré pagar haciéndote abuela (lento va el proceso, por cierto).
Espero que algún día me veas y digas «esa es mi chica» y te sientas orgullosa de tu criaturilla que ha intentado imitarte. Pues como me dijo un profesor hace mucho tiempo: «Solo podrás criticar a tu madre cuando la superes» (y lo veo muy difícil). Has formado una familia, tienes un trabajo que te apasiona y muchísima gente que te quiere. Por eso quiero ser como TÚ cual sello que deja huella por donde pasa. Seguir tus pasos, personalmente, y ser feliz es lo mínimo que puedo hacer por ti. Te lo mereces todo, Mamá. Decirte que también soy fan de verte presumir, nunca dejes de ser así.
Espero que esta carta te haya gustado porque la he escrito desde el corazón. G R A C I A S por hacer estupendamente bien el trabajo más difícil del mundo y ser toda una CRACK.
Te quiero, Menchu ;))
PD: espero de que me dejes el «beme» pronto.