Este fin de semana he estado en Valencia, visitando la famosa fiesta de «Las Fallas». La verdad es que me ha gustado mucho, no me esperaba tal cantidad de gente y que el metro estuviese más lleno que el de Madrid a las nueve de la mañana de un lunes, cual sardinas en lata. Pero a parte de eso el balance ha sido muy bueno. Lo que más me sorprendió fue la cantidad de niños vestidos de falleros, iban taaaaan monos.»Eran comestibles». Aquí os dejo una selección de fotos, muchas de estos locos bajitos. Tenían todos una cara de ilusión que parecía que lo habían vivido veinte años, pero algunos incluso tenían meses de vida. Se ve como la tradición pasa de padres a hijos y como toda la ciudad se implica en la fiesta, pues todos sus barrios están perfectamente decorados con su falla correspondiente.