Hay un sitio para cada lugar

Siempre encontraremos la manera de volver a vernos porque «me encantas mucho».

Me he dado cuenta de que alguien me gusta cuando me inspira, cuando me dan ganas de escribir, cuando estoy tan a gusto que se pasa el tiempo volando.

Contigo me pasó algo curioso y es que estábamos jugando a un juego de niños con los dedos y era feliz. «Tres segundos para ganar» me decías. Y esos fueron los tres segundos que me faltaron de valor para darte un beso.

Yo iba sin ninguna pretensión, pero cuando me dijiste que en el lago del Retiro había gaviotas y no patos, ahí me ganaste por completo. ¡Menuda imaginación! Lo que le faltaba a Madrid, así me lo quisiste decir: le faltaba el mar.

Y de repente… te tumbaste a mi lado, y de repente, bailaste a mi lado y comiste a mi lado y yo ya no quería más. Estaba súper a gusto.

Y yo, que nunca había visto una serie con alguien en mi pecho, y que yo estuviera tan bien, que me diera igual la serie.

Dicen que todos tenemos un ángel de la guarda que nos salva en un momento determinado y tú me has salvado estos cinco días. No lo sabes, pero sí. Yo que te veo tan frágil y a la vez tan inocente pero tan madura… que me dan ganas de abrazarte cada 5 minutos y no puedo.

Pero sé que algo funciona y que o aquí o allí tú me seguirás salvando.

Estos días han sido muy intensos como los paseos por Madrid buscando luces verdes por Gran Vía.
Aquí o allí tú siempre formarás ya parte de mí.
La última noche una sensación extraña recorría mi cuerpo, me quedé con las ganas, con todas las ganas, de besarte, de tocarte más, porque algo sí que te toqué. ‘Aún no te has ido y ya te echo de menos’, como dice la canción. Contigo me pasó como cuando salgo del concierto de mi grupo favorito que me quedé con ganas de más; por mucho que hubiera durado.

Gracias por enseñarme a ver de qué va esto de la vida y porque contigo aprendí que si se quiere, se puede. Que da igual las cicatrices que tengas, ya sea en tu piel o en el alma, siempre se pueden curar con mucho mimo y un poco de pomada.

Para terminar haré una petición y pediré un emoji de una gaviota, para recordar que en Madrid siempre las hubo. Y con esto digo que me hiciste mirar con otros ojos, más allá del mar, más allá del miedo.


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s