Siempre encontraremos la manera de volver a vernos porque «me encantas mucho».
Me he dado cuenta de que alguien me gusta cuando me inspira, cuando me dan ganas de escribir, cuando estoy tan a gusto que se pasa el tiempo volando.
Contigo me pasó algo curioso y es que estábamos jugando a un juego de niños con los dedos y era feliz. «Tres segundos para ganar» me decías. Y esos fueron los tres segundos que me faltaron de valor para darte un beso.
Y de repente… te tumbaste a mi lado, y de repente, bailaste a mi lado y comiste a mi lado y yo ya no quería más. Estaba súper a gusto.
Y yo, que nunca había visto una serie con alguien en mi pecho, y que yo estuviera tan bien, que me diera igual la serie.
Pero sé que algo funciona y que o aquí o allí tú me seguirás salvando.
Gracias por enseñarme a ver de qué va esto de la vida y porque contigo aprendí que si se quiere, se puede. Que da igual las cicatrices que tengas, ya sea en tu piel o en el alma, siempre se pueden curar con mucho mimo y un poco de pomada.
Para terminar haré una petición y pediré un emoji de una gaviota, para recordar que en Madrid siempre las hubo. Y con esto digo que me hiciste mirar con otros ojos, más allá del mar, más allá del miedo.