- La oposición de los refugiados revela falta de liderazgo en Europa.
- Finalmente, la Unión Europea aprobó la distribución de 120 mil refugiados.
La crisis de los refugiados. Esta crisis es la peor que se ha visto en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, en cuanto a refugiados. Se cumple un lustro del conflicto Sirio y Europa intenta acoger a todas estas personas que están perdiéndolo todo por culpa de la guerra. Cada vez son más los que llegan a nuestro continente en busca de una vida, básicamente en la que no corran peligro. En definitiva protección y ayuda. Y muchas veces les recibimos con un mal gesto o ignorándolos. Ellos que solo huyen del conflicto bélico y la persecución. Y no me voy más lejos, hablo del caso de la reportera que le dio una patada a un pobre que intentaba salvar su vida, que corría, que temía; y va la mujer y lo agrede. ¿No te parece eso una falta de humanidad? Porque llegamos a tal extremo que deberíamos replantearnos el significado de esta palabra HUMANIDAD. Sin embargo, a medida que pasan los días, vemos que los políticos no han hecho lo suficiente, y si han hecho algo ha sido demasiado tarde. La catástrofe que estamos viviendo afecta a los refugiados, pero la falta de decisión ha dejado al descubierto además una grave crisis política y de valores.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha escuchado las demandas de la canciller alemana, Ángela Merkel, sobre refugiados y asilo. Rajoy señaló que había que poner una política europea en marcha para dar asilo a todos los refugiados que están en dicha situación.

Por otro lado, el Gobierno Merkel ha expresado que las fronteras exteriores del espacio Schegen (creado en 1995 por el Acuerdo de Schengen para suprimir las fronteras comunes entre los países integrantes) no están suficientemente controladas y Alemania está dispuesta a un esfuerzo añadido para colaborar en los países responsables de su custodia. Además con respecto a la concesión de asilo, las autoridades alemanas insisten en que los refugiados no pueden elegir el país europeo en el que pedir asilo, puesto que todos cumplen con unos estándares mínimos de seguridad y libertades.

“Me inquieta que un telón de acero invisible esté cayendo sobre Europa”, llegó a decir con el inevitable tono pomposo el comisario europeo Johannes Hahn hace unos días. Y es ahora cuando me viene a la cabeza lo que Churchill, primer ministro británico, hablaba del telón de acero. Quien busque un buen ejemplo de la debilidad que aqueja a Europa no tiene más que contemplar el kilométrico muro entre Hungría y Serbia. A este paso, en el continente habrá más muros en sus confines que durante la Guerra Fría: los hay en Ceuta y Melilla, en Grecia, Chipre y Bulgaria, y hay planes para construirlos en Rumanía y los bálticos.
Pero solo si pasan estas cosas nos planteamos cómo en el siglo XXI puede aparecer un niño muerto en la playa, una imagen desgarradora, algo tan cruel como inhumano. Por ello, hay que remover las conciencias de los europeos aunque sea con fotos terribles de un niño que podía ser cualquiera de nosotros, con el pantalón azul y la camiseta roja, sin que importe su raza o religión. Son los propios ciudadanos quienes deben reaccionar y, a partir de ahí, lo harán los gobiernos ¿o es casualidad el cambio de actitud del Gobierno español?

La solución a este drama es acabar con la guerra. Basta ya de que los más poderosos se lucren de toda esta trama. Primero hay que parar la guerra en Siria. Occidente debe dejar de armar a los terroristas y forzar una negociación entre todas las partes, de una manera consensuada. ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Por qué yo que tengo la suerte de vivir en España, me salvo y ellos no? Con voluntad de los poderes reales de este mundo, la guerra duraría unos días.
Tampoco pido que ahora vengan todos los refugiados a España pero sí un reparto equitativo en todos los países, adecuado a las posibilidades de cada uno. Y lo peor de todo es el trato que reciben y la actitud inhumana e ilegal en Hungría, que levanta muros contra los refugiados y les lanza gases lacrimógenos, sin que esto les acarree ninguna sanción por parte de la UE.
Definitivamente, ahora, Europa no puede presumir de civilización.