Que me gusta a mí más que salir una noche con mis amigas por Madrid. Sí señores por la espina dorsal de la Gran Vía, esa ciudad donde siempre hay gente por la calle y donde la fiesta nunca termina (o eso dicen). Nos dirigimos a un garito de esos “para beber” en los que la copa está a menos de dos euros y con 3 ya vas contentilla. Claramente es garrafón y del que sabes que a la mañana siguiente te va a doler la cabeza un montón (nochecitas de desenfreno mañanitas de ibuprofeno). Pero no pasa nada esa noche has salido a darlo todo.
Cuando se va acercando la hora de irse a la disco tú ya vas muuuy contenta y te toca montarte en el metro porque a las 2 cierran las listas. Después de veinte minutos hemos llegado a nuestro destino. El sitio está petadísimo y allí no cabe ni un alfiler en la cola, pero a pesar de eso tú empujas con todas tus fuerzas para intentar colarte, siendo el desenlace nefasto ya que te obligan a llevar una entrada VIP, y claramente nosotras no la tenemos. No pasa nada nunca nos falta un plan B y una amiga conoce a un relaciones de otra discoteca. El chico le dice que vayamos hasta allí que entramos gratis, y se nos abren las puertas del cielo. Pues ¿a dónde vamos a las 2 de la mañana dispuestas a no pagar para entrar? Llegamos a nuestra segunda opción, este es un sitio más pequeño y menos chic, claramente lo que llamamos un “antro de perdición” en toda regla.
Es Halloween y la gente va disfrazada… pero muchas veces ni sabes de lo que van porque eso de pintarse una mancha roja en la cara y parecer que te han rajado no sé qué gracia tiene. Aun así nosotras nos lo pasamos bomba, bailando el reggaetón y esquivando a los niños que todavía están en el colegio y se creen guays por ir de fiesta. Un concurso de disfraces hace que se pare la música y nosotras maldecimos una y otra vez al DJ.
Una cosa que me hace gracias es la forma de ligar de algunos tíos. A ver, norma número uno no se puede meter boca sin ni siquiera saber cómo se llama o de dónde es. Poco a poco, no un ¿te quieres liar conmigo? ¿Eso qué es? No sois depredadores y no nos gusta que seáis tan directos. Sabemos qué es lo que queréis pero por favor disimular un poquito. Norma número dos: no os hagáis los machitos cuando os rechazamos y 2 minutos después os estáis liando con otra en nuestra cara. Eso demuestra más aun vuestra inmadurez y lo desesperados que estáis. Y encima delante nuestra para que digamos míralo… así no. En fin podría decir más cosas pero ya las sabemos todos.
Al cabo de estar bailando durante 3 horas y alguna que otra copilla gratis decidimos que es hora de volver a casa. Siempre me han dicho que a cierta hora no es recomendable seguir en las discotecas y en la calle, por eso de los borrachos, que si peleas, que si gritos… y más cuando vamos solo chicas. Así que nos volvemos a casa. Eso sí sabiendo que ha sido una noche legendaria y que la volveremos a repetir pronto, tanto como podamos, que si por mi amiga fuera al día siguiente, una llamada por la tarde sirve para liarte y decir salimos de “tranquis” y después volver a la mañana siguiente.
*Va por ti 😉