Casco antiguo de Palma de Mallorca. Los policías levantan todas las alcantarillas por seguridad y un mal olor recorre las calles. Guarda espaldas y vallas acordonan el palacio que hay enfrente de la catedral. Un leve murmullo dice que algo pasa. Poco a poco la gente se amontona para ver salir a los príncipes y a los reyes. Tardan tan sólo unos minutos y aparece un Mercedes, un Opel y un Seat. El pase es rápido, la reina en el asiento de atrás saluda sonriendo y el príncipe conduciendo un seat de alta gama lleva de copiloto a su esposa, la princesa de Asturias. Tras la rápida salida real todo vuelve a la tranquilidad y los coches oscuros abandonan la zona. No sé muy bien la historia que rodea a la familia real pero lo que se nota es un malestar general.
Dicen malas lenguas que la infanta Elena no ha querido asistir a la cena oficial y que es probable que Iñaki Urdangarín tenga una ¨amiga¨ y su actual mujer la infanta Cristina lo perdone y aún así ha sido capaz de rechazar a su familia por amor. Será eso de que el amor es ciego… Pero dejando malos rollos aún lado la imagen pública que han dado esta noche es de auténtica tranquilidad y felicidad. Lo único que nos ha faltado ha sido ver salir a su majestad andando por su propio pie y sin ningún tropiezo de los suyos.